Soft skills: ¿qué son y cuáles son las más importantes en hostelería?

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El mundo de la hostelería está cambiando, y no solo en materia tecnológica. La tecnología es una ayuda fascinante para nuestros negocios, pero tiene sus limitaciones a la hora de mostrar la humanidad de un servicio. Especialmente en una época en la que tanto cuenta la experiencia, más allá de la gastronomía, que estemos ofreciendo.

Hace poco, Rafael Casas nos contaba en su entrevista que uno de los factores que más valoran los clientes en el servicio eran las soft skills. Desarrollarlas es crucial para mejorar nuestra atención al cliente. ¿Sabes qué son? Pues sigue leyendo, ¡te lo explicamos a continuación!

¿Qué son las soft skills?

Las soft skills, o habilidades blandas, son las aptitudes sociales o competencias conductuales del ámbito de trabajo. Aquellas que no solo nos permiten realizar mejor nuestro trabajo, sino también crear un buen ambiente laboral. Algunas de ellas son la capacidad de atención, la comunicación, la creatividad, el liderazgo o la proactividad. Con ellas, el entorno de trabajo se vuelve más ameno y amigable, y minimizan los posibles conflictos que puedan llegar a darse.

Las soft skills son complementarias a las hard skills o habilidades técnicas. Es decir, las que se adquieren por nuestro conocimiento teórico y práctico del sector y del trabajo.

El mundo laboral demanda cada vez más aptitudes sociales, pero en el sector de la hostelería siempre han cobrado un valor muy importante. No solo son aptitudes que poner en práctica con el resto del equipo, sino con los clientes. La atención, simpatía y respeto son factores que espera y valora el cliente cuando es atendido por cualquier miembro del equipo de sala.

soft skills para hostelería

¿Cuáles son las soft skills más importantes en la atención al cliente?

El trabajo de un camarero depende en buena parte de sus habilidades sociales. Veamos a continuación algunas soft skills que ayudan a mejorar el servicio al cliente, la comunicación dentro del equipo y el ambiente laboral especialmente en hostelería.

Atención al detalle

Un buen servicio se diferencia de uno mediocre por la atención a los detalles. Desde la presentación de los platos al volumen de la música. No tenemos que limitarnos a dar un servicio únicamente funcional, sino satisfactorio en cada detalle.

Proactividad

Directamente ligada con la anterior. Consiste en adelantarnos a los posibles problemas o necesidades que surjan durante el trabajo. Ofrecer soluciones antes de que empiecen los problemas.

Empatía

Tanto con los clientes como con los compañeros. Es necesario ponerse en la piel del otro para poder comprenderlo y adelantarse a sus necesidades. En cualquier conflicto interpersonal, una dosis de empatía ayudará a su resolución.

Organización

Hace falta tener una mente organizada para poder desarrollar cualquier trabajo en hostelería. Un restaurante o bar puede convertirse en un contexto muy caótico. Los clientes no vienen de uno en uno, los horarios son largos y las responsabilidades muy variadas. Una mente organizada nos ayuda a priorizar tareas y a mejorar nuestro servicio.

Trabajo en equipo

Saber repartir las tareas y ayudar a los compañeros debe ser una prioridad. En un restaurante o en un bar, rara vez se afronta el trabajo en solitario. Trabajar en equipo es sinónimo de éxito cuando se llega a un entendimiento y a una coordinación con los compañeros.

Comunicación

Es necesario saber transmitir todo lo que queremos decir de manera clara y positiva, especialmente de forma oral. Esto incluye la capacidad de escucha, ya que la comunicación no es unidireccional. De la comunicación no solo depende el servicio, sino también la resolución de posibles conflictos con clientes, por ejemplo.

Positividad

¡Esto se contagia! Una actitud negativa tensa a los clientes y los hace sentir más incómodos. Ser positivos es necesario para afrontar los turnos, los inconvenientes... Recuerda que cualquier error es una oportunidad para aprender. Y la actitud es algo que podemos mejorar todos los días al empezar nuestra jornada. Una actitud positiva con cada cliente y compañero.

Como ves, en la atención al cliente hay valores y habilidades muy humanas que son básicas para nuestra labor. Varias son innatas y van acorde a la personalidad de cada uno, pero siempre es posible mejorarlas. Así que han de formar parte de nuestra filosofía del trabajo y de nuestra formación como profesionales.